El Miedo se produce ante una situación que parece peligrosa y nos pudiese causar daño. La función del miedo es protegernos, por eso nuestra atención se centra en el objeto temido. El miedo nos hace huir o evitar la situación “peligrosa”, pero también tiende a paralizarnos. Si es exagerado podemos perder el control y provocarnos un ataque de pánico.
Cuando sentimos un miedo desproporcionado a cosas no peligrosas le llamamos fobias, evitando esas situaciones (ej. no subir a un ascensor, no acercarnos a perros…).