La Alegría es la emoción que sentimos cuando alcanzamos nuestros objetivos, cuando tenemos lo que deseamos y esperamos. 

Al estar alegres nos identificamos con el estado de ánimo de los demás y nos incita a ayudarles y acercarnos a ellos.

Cuando estamos alegres aprendemos con más facilidad, solucionamos problemas de manera más fluida y somos más creativos. Pero con estados muy intensos de alegría se pueden enlentecer las cosas que hacemos por falta de atención y podemos pasar por alto aspectos muy importantes para solucionar problemas. 

 

El Enfado nace al experimentar situaciones injustas, que van en contra de nuestros valores o nuestro bienestar. También lo provocan situaciones que impiden que alcancemos alguna meta. 

Si el enfado aumenta su intensidad, puede generar ira, que nos activa para reaccionar atacando o defendiéndonos. Aunque no siempre nos convierte en seres agresivos, no nos deja pensar y provoca que digamos o hagamos cosas que no queremos.

Por ello es mejor evitar que la ira nos domine cuando empezamos a sentir enfado. 

 

Déjame en Paz  se genera cuando sufrimos una pérdida, tenemos un fracaso o cuando perdemos la esperanza en algo. También cuando estamos en situaciones de incertidumbre en las que no sabemos que pasará y no tenemos ningún control sobre ellas. 

La tristeza sirve para despedirse de cosas del pasado o que no podemos tener. A veces nos hace percibir las situaciones mucho más negativas de lo que realmente son, y esto nos puede conducir a una mayor tristeza. 

Es bueno dejarse acompañar en la tristeza y también saber acompañar a los demás, para que no se sientan solos ni invadidos. 

 

El Amor es la emoción que nos permite querer a los demás. Para vivir emocionalmente sanos necesitamos dar y recibir amor. Cuando sentimos amor se producen unas sustancias en nuestro cuerpo que nos hacen sentir más felices, pero también nos hacen ver a la otra persona como si fuera perfecta. 

Sentir amor es bueno para la salud, mejora nuestras defensas, baja el estrés, nos da vitalidad, nos hace estar más guapos y aumenta nuestra autoestima. 

 

La Tristeza se genera cuando sufrimos una pérdida, tenemos un fracaso o cuando perdemos la esperanza en algo. También cuando estamos en situaciones de incertidumbre en las que no sabemos que pasará y no tenemos ningún control sobre ellas. 

La tristeza sirve para despedirse de cosas del pasado o que no podemos tener. A veces nos hace percibir las situaciones mucho más negativas de lo que realmente son, y esto nos puede conducir a una mayor tristeza. 

Es bueno dejarse acompañar en la tristeza y también saber acompañar a los demás, para que no se sientan solos ni invadidos. 

 

La Gratitud se siente cuando reconocemos un favor que nos hacen, nos ayuda a ser más felices, a establecer relaciones sanas y fuertes entre nosotros.

Sin embargo a veces pensamos que lo que otros hacen por nosotros es su obligación, o no valoramos su esfuerzo. Solemos decir «yo no lo pedí», «lo hizo porque quiso»… esa actitud nos aleja de los demás. 

Hay personas que son muy agradecidas pero se incomodan cuando reciben el reconocimiento o la gratitud de otras.  

 

El Miedo se produce ante una situación que parece peligrosa y nos pudiese causar daño. La función del miedo es protegernos, por eso nuestra atención se centra en el objeto temido. El miedo nos hace huir o evitar la situación «peligrosa», pero también tiende a paralizarnos. Si es exagerado podemos perder el control y provocarnos un ataque de pánico. 

Cuando sentimos un miedo desproporcionado a cosas no peligrosas le llamamos fobias, evitando esas situaciones (ej. no subir a un ascensor, no acercarnos a perros…).

La Pereza es el sentimiento que surge cuando no nos apetece afrontar una tarea que no nos gusta. Evita que desarrollemos nuestras capacidades, nos quedamos mirando a nuestro alrededor sin aprovechar ni disfrutar de las oportunidades, perdiendo el tiempo y con él la vida. 

Para deshacernos de la pereza lo mejor es llenarnos de la motivación suficiente para actuar venciéndola. 

Así la esperanza y el sentido a la vida nos convierten en gente activa y satisfecha con nosotros mismos. 

 

La Envidia es el sentimiento que tenemos cuando deseamos algo que tienen otros y creemos que no lo podemos conseguir. Puede ser un objeto, su belleza, su familia, etc…

Nos genera emociones negativas como ira, tristeza, rechazo y a veces nos hace tomar malas decisiones. 

Para evitar la envidia debemos saber que a todos se nos dan bien unas cosas y otras no tanto. Sin desmerecer nuestros logros, hay que reconocer los éxitos de los demás y que estos nos motiven para mejorar en lugar de envidiarlos. 

 

La Incomprensión es un sentimiento que surge por la falta de entendimiento con el otro. Nos sentimos incomprendidos cuando intentamos explicar algo que nos ocurre y la otra persona no nos entiende, o cuando hacemos algo que no parece encajar con la opinión de los demás. 

La incomprensión nos lleva a aislarnos, por eso es importante expresar nuestros sentimientos para hacernos entender por los otros.